jueves, 4 de julio de 2019

FIN DEL CURSO ACADÉMICO 18/19.

Con el fin de curso, ya ha llegado para todos el verano. Un tiempo de relax para realizar cosas que a lo mejor no podemos hacer durante el resto del año como: nadar, leer un buen libro, viajar, disfrutar de la naturaleza, de los amigos, de la familia...
Estas esperadas vacaciones de verano, además, también nos pueden ayudar para enriquecernos interiormente; para renovarnos (también en lo espiritual) transformando parte de lo que tenemos y rompiendo con aquello que nos sobra. Son también momentos para valorar más y con tranquilidad, todo lo que tenemos. 
Por lo que me toca, puedo decir que he tenido unos alumnos estupendos a los que como profesor de religión he tratado de educarles en la bondad, en la verdad y en la belleza. He tratado  (con más o menos acierto), acercar a mis alumnos la pasión por saber, por saber hacer y por saber ser y sobre todo a tener a Jesús como amigo y modelo.
Soy consciente de que he sembrado y  de que los frutos llegarán. Y llegados a este punto, sólo puedo decir, una vez que cerramos el curso académico 18/19, gracias Dios por permitirme como profesor de religión católica poder ser constructor de puentes, poder construir puentes para conectar en los alumnos y alumnas aula y vida. Gracias, y... ¡FELIZ VERANO!










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