sábado, 9 de marzo de 2019

BIENAVENTURANZAS DE LA CUARESMA.


-Felices quienes recorren el camino cuaresmal con una sonrisa en el rostro y sienten cómo brota de su corazón un sentimiento de alegría incontenible.
-Felices quienes recorren el camino cuaresmal con una sonrisa en el rostro y sienten cómo brota de su corazón un sentimiento de alegría incontenible. 
-Felices quienes durante el tiempo de Cuaresma, y en su vida diaria, practican el ayuno del consumismo, de los programas basura de televisión, de las críticas, de la indiferencia.
-Felices quienes intentan en la cotidianidad ir suavizando su corazón de piedra, para dar paso a la sensibilidad, la ternura, la compasión, la indignidad teñida de propuestas.
-Felices quienes creen que el perdón, en todos los ámbitos, es uno de los ejes centrales en la puesta en práctica del Evangelio de Jesús, para conseguir un mundo reconciliado.
-Felices quienes se aíslan de tanto ruido e información vertiginosa, y hacen un espacio en el desierto de su corazón para que el silencio se transforme en soledad sonora.
-Felices quienes recuerdan la promesa de su buen Padre y Madre de Dios, quienes renuevan en cada momento su alianza de cercanía y presencia alentadora hacia todo el género humano.
-Felices quienes cierran la puerta a los agoreros, a la tristeza y al desencanto y abren todas las ventanas de su casa al sol de la ilusión, del encanto, de la belleza, de la solidaridad.
-Felices quienes emplean sus manos, su mente, sus pies en el servicio gozoso de los demás, quienes más allá de las crisis, mantienen, ofrecen y practican la esperanza de la resurrección a todos los desvalidos, marginados y oprimidos del mundo. Entonces sí que habrá brotado la flor de la Pascua al final de un gozoso sendero cuaresmal.

Miguel Ángel Mesa (Bienaventuranzas de la Vida. PPC)









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